viernes, 25 de noviembre de 2011

La verdadera jornada de reflexión

Hace ya cinco días de las elecciones generales y aún, ninguno de los partidos ha movido ficha. Algún pequeño amago, como el del PSOE, de adelantar el Congreso que celebran anualmente, pero nada más. Y si lo han hecho, ha sido para mofarse de los votantes, como es el caso de CiU. Al día de antes de las elecciones, a ese sábado suelen llamarle la jornada de reflexión. Sigo sin entender por qué, si la hora de la verdad llega con los resultados: hacer eficaces tus propuestas (en el caso de que hubieras hecho alguna), de dar la cara ante un fracaso... Y eso es lo que ahora mismo están esperando los españoles y media Europa.
Por eso, viendo cómo alargan los partidos políticos el dar a conocer sus planes de futuro, vamos a ver lo que se debe esperar de ellos en estos días de silencio, de reflexión y ya de paso a hacer un pequeño análisis de los resultados:
El Partido Popular, gran victorioso de estas elecciones con una aplastante mayoría absoluta. Sin embargo, hay que resaltar que sus resultados no son mucho mejores que los de hace cuatro años. De hecho, ha pasado de 10.278.010 millones de votos a 10.830.693; es decir, ha ganado poco más de medio millón de votos. Puede parecer demasiado, pero viendo el batacazo del PSOE tampoco parece ser un resultado abismal. De aquí sale un dato curioso, y es que Zapatero en 2004 (11.026.163) y en 2008 (11.289.335) logró más votos de los que ha logrado el PP en 2011. Sólo es un pequeño dato para recordar las consecuencias que se derivan de la abstención y la atomización de la izquierda. Pero después de los resultados, ¿qué podemos esperar del PP? Eso ya lo adelantaba María Dolores de Cospedal al predecir que la gente se tiraría a las calles al conocer las medidas que iban a tomar. Señores votantes del PP, no esperen trabajo, o como bien dijo Rajoy, "no esperen milagros", el país seguirá igual y, para intentar cambiarlo, recurrirán a una medida muy utilizada en los últimos años por casi todos los gobiernos europeos (cabe recordar que estamos en la etapa de una Europa conservadora), y que de tanto usarla parece hasta legal y obligatoria: los recortes en la mayoría, si no en todos, los servicios públicos que son la base del estado del Bienestar: sanidad, educación... A lo que hay que sumarle una dura reforma laboral, donde posiblemente haya una flexibilización del despido, es decir, que por cuatro duros te vas a la calle. Sinceramente, esto es lo que hay que esperar. Pero esto lo hemos votado, pese a que la gente sospechara que esto podía ocurrir. Ahora, todo esto lo conoceremos cuando a nuestro futuro presidente le apetezca salir de su escondite, y contarnos a todos lo que piensa hacer.
Por otro lado está el PSOE. Claramente, el gran perdedor de estas elecciones, logrando la peor cifra de su historia en esta etapa democrática, con 110 escaños (6.973.880 votos). Es evidente que necesita un cambio de imagen, desde los pies hasta la cabeza. Con este varapalo, la gente de izquierdas, sus votantes y los decepcionados exigen una línea ideológica firme. No vale rascar votos por el centro-derecha, por la izquierda... Necesita una remodelación, un lavado de imagen, poner gente joven al mando del partido, quedándose al margen las caras visibles y responsables de estos últimos años. Tristemente, la gente recordará a Zapatero, a corto plazo, como el presidente que no supo gestionar la crisis, y no como aquel presidente que se hinchaba a realizar políticas sociales. Aún así, pienso, como muchos otros que, cuando nos encontremos los recortes, incluso en esas políticas sociales llevadas a cabo por Zapatero, nos acordaremos de él, y lo veremos como uno de los mejores presidentes de esta reciente historia democrática. Sin embargo, hay que dar un cambio, seguir una ideología clara, y mantener una cierta coherencia que vuelva a atraer a los más decepcionados.
El gran tramposo de las elecciones es CiU. Quizás es la quinta fuerza más votada, pero nuestro maravilloso sistema electoral le permitirá ser el tercer partido más representado en el Congreso de los Diputados. Con un escaso millón de votos se llevó 16 escaños. Pero ha llegado demasiado lejos, ha hecho trampas y esto es imperdonable. Se ha reído de media Cataluña que, por primera vez, le hace ganador de unas elecciones generales en su Comunidad Autónoma. No se puede hacer, ni decir lo que dijo Duran i Lleida a mes y medio de las elecciones: "Si explico mis ideas las perderé". Después del 20N ya hemos visto a lo que se refería: pago por las recetas médicas, aumento de las tasas universitarias, y del precio del transporte público, agua y gasolina. En fin, está visto que en el Congreso no sólo es derecha lo que reluce como tal.
Por último, hay que analizar dos partidos que han obtenido un éxito rotundo: IU y UPyD. El primero, claramente se ha beneficiado del desastre socialista, alcanzando unos resultados que no se lograban desde los 21 escaños y más de 2 millones y medio de votantes logrados por Julio Anguita en 1996. Ahora, a Cayo Lara le toca respaldar esa confianza dada por un gran sector de la izquierda. Lara procede del PCE, pero tiene que saber que no todos sus votantes se sienten identificados con él, y mucho menos con el partido comunista. También debe saber que los grandes resultados se deben al fracaso socialista. Tiene una difícil tarea para dejar contentos, si no a todos, a una gran mayoría de su electorado. Y luego está el partido de Rosa Díez, que logra la increíble cifra de 1.140.242 votos y 5 escaños. Pero esta mujer sí que lo tiene bastante difícil. Es indudable que ella siempre ha jugado al despiste. Ser de centro es algo imposible hoy en día, y ella se piensa ser la creadora de ello (también se decía de centro un tal Adolfo Suárez, procedente de las filas del franquismo, y así acabó). Si no quiere acabar como él, mi consejo para la Sra. Díez es que se quite la careta, que se desenmascare, que si va a estar toda la vida pescando los votos de personas que han sido decepcionadas por sus verdaderos partidos afines, mejor que se retire. Y decía que lo tenía muy difícil, por un dato muy curioso: UPyD obtuvo el 4.69% de los votos y para formar grupo parlamentario propio, necesita el 5%. Veremos cómo se lo monta y a quién le pide favores para que le dejen ser grupo propio.
Estos partidos, son los que tienen las tareas más difíciles. Amaiur, otro partido que alcanza un indudable éxito, y digno de ser analizado, ya ha demostrado lo que quiere y así ha reaccionado el pueblo vasco.
Ahora a los políticos les toca cumplir con lo prometido. Los ciudadanos ya han votado y han dejado ver claramente que se muestran muy en contra de este bipartidismo que nos proporciona el sistema electoral. Y lo han hecho integrando en el Congreso a 13 partidos políticos (la cifra más alta que ha existido en estos últimos 35 años). Está visto que la gente exige una reforma electoral. Pero, mucho me temo que esto no va a ser así. Ahora toca sufrir cuatro años, por lo menos, a un partido que, con su mayoría absolutísima, hará lo que se le antoje. Y creo que sé por dónde irán los tiros.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

20N: El domingo más triste de la democracia

No hay cosa más triste que un domingo por la tarde. Sobre todo los de invierno, aquellos en los que se pone el sol al comienzo de la tarde, en los que no sales de casa porque en el sofá con una ligera manta se está estupendamente, aquellos en los que todo lo que te pongan en la televisión te lo tragas. Sólo el fútbol te hace evadirte de esa tarde de domingo triste.
Al menos sé una cosa: Este próximo domingo, este 20 de noviembre, será el más triste de mi vida. El resto van a ser un chiste al lado de este fatídico día. Un día histórico para la derecha española (aunque también para la izquierda). Y es que, la mayoría absoluta del partido Popular no es más que cuestión de horas. Los ciudadanos, por cuestión de hartura, de ignorancia, y de rebeldía le van a dar un revés al partido Socialista que, al fin y al cabo, lo sufriremos los españoles los próximos cuatro años por lo menos.
Ya desde hace tiempo llevo pensando en el voto. Algunos lo ven como un juego, otros como una mentira (¡quién nos iba a decir que el 90% de los que hacían y hacen apología del franquismo, de la xenofobia y de la homofobia acudirían en masa a las urnas!), pero el caso es que los que estamos convencidos de la libertad y la democracia, nos vamos a fumar cuatro años que dan miedo. A veces se me olvidan las cosas, y parece que es algo lógico en este país. Por eso quizás no estoy tan preocupado. Viendo que a partir del próximo domingo vamos a tener un gobierno popular casi 8 años después, he querido refrescar un poco esa memoria nostálgica, llena de polvo y de caspa. Dando un repaso a la hemeroteca de los periódicos, me paro a recordar lo que fueron aquellos ocho años (sobre todo los últimos cuatro en los que gobernaron con mayoría absoluta) de gobierno azul, años de represión y autoritarismo. Recuerdo aquella gestión tan lamentable del Prestige y de ver al futuro presidente de España hablar de unos "hilillos". Recuerdo el indignante trío de las Azores riéndose del mundo dispuestos a "aplastar Irak" [palabras que le dice Bush hijo a su padre] y aquellas multitudinarias manifestaciones contra esa injusta guerra. Pero de aquellos años de autoritarismo recuerdo con profunda tristeza una cosa: cómo el gobierno de Aznar marginó de forma tan escandalosa a la población española y su soberanía. Un 90% de la población en contra de una guerra que sólo traería petróleo y toneladas de sangre y, aún así, se le antojó ir de la mano de Bush. Esto trajo consigo los atentados del 11M, aquellos donde 192 personas perdieron la vida en los trenes de Madrid por jugar a las guerras. Lo más humillante y vergonzoso, y lo que hizo que la gente fuera a votar, es que mintiera esos días de forma tan soberana, adjudicando los atentados de los trenes de Atocha a ETA.
Antes de acabar, me gustaría recalcar ese hecho de que el 11M movilizó a la gente a votar, más que dejar de votar al partido culpable. Muchas veces se escucha en los medios de comunicación lo poco críticos que son los votantes de la derecha y la extrema derecha (al fin y al cabo votan al mismo partido y, por tanto los meteré en el mismo saco). Me ha dado por buscar los datos de las elecciones de 2000, donde el partido Popular obtuvo una holgada mayoría absoluta y los de las elecciones de 2004, cuando Zapatero se proclamó vencedor de estas con mayoría simple. Pues bien, en el 2000, el PP logra 10.321.178 votos mientras que el PSOE sólo alcanza 7.918.752. Sorprendentemente, en 2004 el PP sólo pierde medio millón de votos, pese a las mentiras descaradas de la guerra y del 11M, logrando 9.763.144. El problema para este partido fue que la abstención se movilizó en favor del PSOE, alcanzando 11.026.163; es decir, tres millones de votos más. Por eso, recordemos siempre una cosa: la derecha nunca va a ser crítica, nunca. Puede haber corrupción (comunidad Valenciana), manipulación y privatización (comunidad de Madrid), o incluso recortes (Castilla La Mancha), que siempre acudirán a los colegios para echar el papelito.
De todas formas, no seré yo quien quiera movilizar el voto socialista, ni mucho menos. Quiero agitar las conciencias y la memoria de la gente. No creo yo que votar sea malo. Votar no significa PP o PSOE, o estar al lado de los mangantes. Hay más partidos, muy interesantes y con propuestas más cercanas a lo que queremos todos los que tenemos conciencia democrática. Partidos que piden no mayor representación, sino una justa representación; mayor participación ciudadana y, por supuesto mayor transparencia política. Votar es un derecho, un privilegio por el que muchos de nuestros padres y abuelos lucharon. Ahora que lo tenemos, sabemos que este sistema necesita un cambio, y eso hay que hacerlo desde dentro.
Aún así yo sé que el próximo domingo será de los más tristes de la democracia española. Y para colmo, 20N. Lo dicho, tarde de manta y sofá. Eso sí, mejor sin tener la televisión encendida...